¿Alguna vez os ha ocurrido que cuando menos hambre tenéis y la cosa ya está algo más controlada os surge algo que lo fastidia?
Después de una dura semana en la que decir "no" es un suplicio, siempre aparece alguien el fin de semana que te invita a comer o que pretende que preparéis algo para una reunión de todo el grupo.
Decir "no" demasiado tampoco es correcto, porque da la sensación de que no quieres estar con esas personas...así que accedes y pasas un agradable día con los tuyos. Pero luego viene el arrepentimiento y el dolor por haber "tirado a la basura" todos esos días anteriores en los que habías podido con la tentación.
Te dices: "por un día no pasa nada", pero el problema no es que sea un día, sino que por ese día has vuelto a sentir la necesidad de comer en cantidades mayores a las que habías comido durante los días previos. Es como si el estómago se hubiera ensanchado por esa "cena extraordinaria" en la que te pasaste y ahora vuelves a sentir el hambre como algo que se apodera de tí y no te deja pensar en otra cosa que no sea llevarte algo a la boca.
Tan cerca de conseguir derrotar al hambre y tan lejos por haber sido derrotada por ella, te sientes como si tuvieras que empezar de nuevo, comenzar de cero como has hecho mil veces y decirte, como siempre, que "esta vez es la definitiva".
Un saludo a todas las princesas y mucha fuerza.